15.2.11

Los superjuguetes duran todo el verano

Desde que vi Inteligencia Artificial y me enteré de que estaba basada en unos relatos de Brian Aldiss, tenía muchísimas ganas de leer este libro y aproveché la tertulia Amistad entre Especies para coger en la biblioteca el único ejemplar que existe en préstamo en la red de la Diputació de Barcelona. Casualmente, antes de que terminara el libro, encontré en una librería de segunda mano la primera edición de Plaza & Janés y hasta el vendedor se asombró y me dijo:

—¡Pero si tienes ya el libro!
—No, este es de la biblioteca —le contesté.
—Pues menuda casualidad que hayas encontrado este libro tan descatalogado cuando precisamente lo llevabas en la mano y además otra edición también difícil de conseguir.

Sí, aquello fue toda una suerte y además en perfecto estado. Otro dato curioso es que la edición de la biblioteca a pesar de ser más reciente, cuatro años más nueva, parecía más antigua por ese diseño setentón que le habían dado a la cubierta.

Los superjuguetes duran todo el verano es la historia de un niño que, haga lo que haga, no consigue complacer a su madre. Esto le deja perplejo, pues no se da cuenta de que es un androide, una ingeniosa máquina dotada de inteligencia artifical, al igual que su único aliado, su osito de peluche. Así empieza Aldiss el prólogo en el que nos cuenta por qué le atrajo esta historia a Kubrick y cómo se le ocurrió hacer un largometraje de un relato tan corto. Aunque al final veremos que, en realidad, se basó en este y los dos relatos siguientes.

A continuación compararé los relatos con el film, donde daré detalles bastante precisos (aviso para los que no conozcan la historia y no quieran que se la estropee).

Una de las mayores diferencias es que David, el niño robot, no sustituye al hijo criogenizado, sino que le sirve a Mónica para suplir su necesidad de ser madre ya que debido a la superpoblación mundial no se permite tener hijos a cualquiera, sino que te toca por sorteo.

David en el relato simula a un niño de 3 años y por lo tanto se ve atrapado en una infancia perpetua, una de las razones por las que la madre llega un punto en que se cansa de él. De nuevo aquí veo el mismo paralelismo con los animales que me transmitió una de las escenas de la película que no aparece en la narración y que ya comenté en la entrada que le dediqué a la versión cinematográfica. Los humanos a veces usamos a los animales para suplir una carencia afectiva, en este caso al robot, y cuando ya nos cansamos, los dejamos de lado, como a un juguete viejo. Pero ¿y si ese robot tiene sentimientos?

Una de las principales características de David es que puede amar y llega a obsesionarse con la idea de ser querido. Incluso a veces le escribe cartas a su madre —esto sí aparece en la película— en las que insiste en que le confirme que le quiere, que incluso le quiere más que a Teddy. Por otro lado, también está obsesionado con ser una persona de verdad y de ahí nació la idea del hada azul y Pinocho que aparece en la película de Kubrick, ya que en el relato no aparece ninguna referencia a este cuento. Hay un momento en que se menciona que tal obsesión en un humano se habría considerado una neurosis.

En el segundo relato, Los superjuguetes cuando llega el invierno, titulado así por un programa de hologramas que configura las estaciones y los paisajes de la casa donde viven, tenemos una escena muy cruda en la que David y Teddy jugando rompen el androide criado, Jules, y van corriendo, muy angustiados, a contárselo a Mónica. David para consolar a su madre le dice que no se preocupe, que podrá comprar otro porque no es más que un robot y ella le responde con crueldad:

—¿Y tú qué te crees que eres? ¡No eres más que un pequeño androide!

Entonces a David le entra un ataque y empieza a gritar hasta que arranca el centro de control de la casa y todo deja de funcionar.

En el tercer y último relato relacionado con IA, Los superjuguetes en otras estaciones, David está ya en Ciudad Desperdicio y no se sabe cómo o por qué ha ido a parar allí. Mónica ha muerto y él está allí solo, donde se encuentra con otros mecs (o mecas, como los llaman en la peli). Pero su padre le va a buscar y aunque ya no es rico ni vive en una casa lujosa, le trae a su mejor amigo, Teddy.


El resto de relatos de este libro son también de ciencia ficción y muchos de ellos hablan del supuesto origen de este u otros universos y plantean varias hipótesis curiosas. Me gustó especialmente Buey, seguro que le encantará a cualquier vegetariano, y Un Marte más blanco, un diálogo socrático de los tiempos venideros, del que copiaré un pequeño fragmento a modo de muestra:

Volvamos al siglo XXI y a un planeta estéril. Los primeros que llegaron a Marte descubrieron un mundo desierto, desprovisto de todos los seres imaginarios que se suponía que rondaban la Tierra: fantasmas, espectros y bestias de patas largas, vampiros, trasgos, elfos y hadas, todos esos seres fantásticos que atormentaban la vida humana, nacidos en oscuros bosques, caserones sombríos y cerebros antiguos.


Aldiss, Brian. Los superjuguetes duran todo el verano y otras historias del futuro (Supertoys Last All Summer Long, 2001). Plaza & Janés: Barcelona, 2001. Traducido por Eduardo G. Murillo.

12 comentarios:

  1. Cuando lo presentaste en la tertúlia ya me llamó la atención, pero con esta entrada aún me ha gustado más. Cuando lo lea, veré también la película que aún descozco.

    Por cierto ayer empecé Tombuctú, recomendado por mi padre. Es la historia que nos explica un perro, que tras la muerte de su amo y amigo, deambula por el mundo en busca de un lugar: Tombuctú. Otra novela de amistad entre especies.

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  2. A mí la película me encantó y eso que tuvo muchos detractores pero demuestra una gran sensibilidad. También me llamó la atención el libro cuando lo presentaste en la tertulia. Lo buscaré en las bibliotecas de por aquí. La escena que narras del abandono es tremenda y se te hace un nudo en la garganta.

    Guacimara me apunto también el que tú comentas.

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  3. Una entrada preciosa. Vi la pelicula y me pareció muy triste el empeño del niño en ser un niño de verdad y en que su madre le quiera. La escena del abandono. La crueldad de los mayores.

    Buscaré el libro.

    Un abrazo.

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  4. Toñi: ¡Qué bien verte por aquí! Me alegro de que te haya gustado esta entrada :-)
    Un abrazo,
    Noemí.

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  5. Me alegro que hayas publicado este post puesto que inteligencia artificial es una de mis pelis favoritas y desconocía el hecho de que estuviera basado en esos relatos. Intentaré buscar el libro en la biblioteca aunque por lo que veo va a ser harto complicado. Por cierto, enhorabuena por el blog. Pena que no funcione el gadget de seguidores pero fijo que pasaré tanto para leerte asiduamente como para seguirte.
    Un saludo!

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  6. Dynara: Veo que al final conseguiste hacerte seguidora :-)
    Me alegro de que te guste mi Laberinto.
    Un saludo,
    Noemí.

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  7. Me lo estoy leyendo ahora mismo, ya te contaré mi opinión!

    Un besote!

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  8. Como trataba la madre de David a éste...
    Me lo podrían decir...

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  9. Hola , el artículo me ha parecido genial, estoy a ver si encuentro el relato para leerlo.
    Un pequeño apunte, el guión y la dirección son de Steven Spielberg, uno de los productores si que fue Stanley Kubrick.
    Un cordial saludo

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    Respuestas
    1. Es cierto que finalmente la dirigió Spielberg, pero era un proyecto inicial de Kubrick, que no desarrolló en los 70 y pretendía hacer más tarde, pero murió.
      Me alegro de que te haya gustado esta entrada.
      Saludos.

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  10. Me ha gustado el artículo. Acabo de volver a ver la película y aunque ya sabía que era un proyecto del maestro Kubrick que colaboró y finalizó spielberg, me ha entretenido.

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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