10.7.18

Taller Michael Ende

¿Te imaginas pasar un fin de semana con otros lectores de Michael Ende, en un entorno donde parece que no pase el tiempo, lejos de las prisas y los hombres grises, en medio de un paraje que no haga más que activar tu imaginación? Eso fue lo que vivieron hace unos días los asistentes al taller que se celebró en Casa Tía Julia, en  Ciria, un pueblecito de la provincia de Soria. Si tienes curiosidad, aquí puedes consultar el programa y otros detalles.

Escuelas de Ciria
Al cabo de una hora de trayecto en coche, alcancé el desvío a mi destino y enseguida me hallé rodeada de campos de flores, sobre todo amapolas y, pronto, las ruinas de un castillo en lo alto. Había llegado. Unos metros más adelante, la entrada al pueblo y tras encontrar un aparcamiento a la sombra, me dirigí a las escuelas, donde iba a impartir el taller sobre Michael Ende. Acudieron personas de Barcelona, Madrid, Mataró, País Vasco, Salamanca y Valladolid. Todo un placer ver reunida a tanta gente de distintos sitios, grandes conocedores de la obra de Ende.

Michael Ende
Empecé con un recorrido por la vida del escritor, citando algunos fragmentos de Carpeta de apuntes, su relación con sus padres y su primera mujer, y cómo influyeron estas personas en su obra. Así mismo también se hizo referencia a Roman Hocke, Wilfred Hiller y Mariko Sato, quienes hoy en día todavía siguen haciendo una labor importante por difundir sus historias. Terminamos esta primera parte con una breve ruta por los puntos esenciales a los que acudir en Alemania y tuvimos una pequeña visita virtual al Museo de Michael Ende en el castillo de Blutenburg de Múnich.


A continuación nos dedicamos a analizar capítulo por capítulo de La historia interminable. Les conté también de dónde surgió la idea de escribir esta novela, el papel de Roswitha Quadflieg en la creación del libro, debatimos qué representaba para cada uno la Emperatriz Infantil, y un largo etcétera que nos hizo perder la noción del tiempo y dejar otros temas sin profundizar, por lo que se insinuó que tal vez habría un segundo encuentro Michael Ende... ¿Te apuntarías si así fuera?

La conversación siguió mientras comíamos al aire libre, carne y verduras a la brasa, y opción vegana de lentejas con verduras, sémola, panes varios y otras delicias del pueblo en una vajilla y cubertería desechable biodegradable con la que se me ganaron las organizadoras. En un encuentro de Ende no podía ser de otra manera.

Tertulia sobre Momo 
Terminamos hablando de Momo, en una plazoleta frente a Casa Tía Julia, merendando magdalenas y cerezas de la zona. Charlamos de la importancia del tiempo en nuestra sociedad, la equivalencia al dinero, uno de los asuntos que más preocupaban a nuestro autor protagonista, y aquella misma tarde se me ocurrió que si Michael Ende aún estuviera vivo, habría escrito un libro buenísimo sobre las redes sociales, estoy segura.

Y cuando ya empezaba a ponerse el sol, a eso de las nueve, apareció el hombre gris que llevaba todo el día buscándome. Dio conmigo en esa misma placeta de la foto y tuve que coger enseguida el coche para que no me atrapara. Sin embargo, aunque pise el acelerador e intenté despistarle, no pude escapar. En cuanto llegué a casa, ya estaba allí esperándome para que continuase trabajando en la traducción que debía entregar en breve. Yo no pude quedarme aquella noche en Ciria, pero me cuentan que los demás disfrutaron de mucho mas tiempo juntos y buena conversación.
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