Estamos en la edad de oro de la piratería y el Nuevo Mundo está en plena efervescencia. Edward Kenway —el intrépido hijo menor de un comerciante de lana que sueña con hacerse rico— se siente profundamente atraído por la gloria de la vida en altamar. Cuando la finca de su familia sufre un terrible ataque, llega para él el momento de escapar y, muy pronto, Kenway se convierte en uno de los corsarios más temibles de su tiempo. Pero la avaricia, la ambición y la traición le siguen muy de cerca y cuando la evidencia de una gigantesca conspiración sale a la luz, amenazando con destruir aquello que más ama, Kenway no puede vencer sus ansias de venganza. Así es como Edward se sumerge en la eterna batalla entre Asesinos y Templarios.
Aunque ha pasado mucho tiempo desde la publicación de Forsaken hasta la de Black Flag, este ha sido el encargo más rápido de toda mi carrera. Cuando me ofreció la editorial traducirlo, estaba terminando otro libro, pero Black Flag necesitaban tenerlo en una fecha concreta, así que me encontré realizando un trabajo de unos tres meses y medio o cuatro (a un ritmo normal) en dos meses. ¿Por qué iba a tardar tanto tiempo cuando no llega a las cuatrocientas páginas? En los demás libros de la serie me encontré con distintas armas según la época además de los hechos y personajes históricos sobre los que tuve que documentarme, por no hablar de la concordancia que debe haber con el videojuego, pero aquí tuve encima la dificultad del vocabulario de barcos, el argot de los marineros y los piratas, y los diferentes dialectos de Inglaterra. A lo largo de la traducción descubrí, además, que algunos diálogos aparecían exactamente igual en ciertas escenas del videojuego, pero no tuve tiempo de contrastar esa traducción (sé que la gente de Assassin's Creed Center se hubiera ofrecido a pasarme esas líneas para contentar a los fans). Espero, de todas formas, que os parezca una traducción acertada -como me habéis hecho saber de las anteriores- y sabed que a pesar de las prisas os tuve en cuenta y consulté varias veces la Animuspedia.
Como en los libros anteriores, esta historia de Assassin's Creed mezcla realidad y ficción, aparecen personajes que existieron de verdad como los piratas Calicó Jack Rackham -en el que dicen que también está basado el personaje de Jack Sparrow-, Charles Vane, Bartholomew Roberts -al que también se le menciona en La isla del tesoro y ¿en La princesa prometida?- o Barbanegra. Algunos, en cambio, tienen el nombre ligeramente cambiado: Mary Read, por lo visto era Mark Read y Edward Thatch se llamaba en realidad Edward Teach. Algunas webs como esta me ofrecieron información interesante.
Imagen de la Grajilla |
Una experiencia muy interesante, sin duda, conocer la diferencia entre corsario y pirata, por qué pasaron de ser una cosa para convertirse en otra, cómo se repartían o luchaban por el dominio de las islas del Caribe, el tráfico de esclavos, la lealtad o la traición, la libertad. Una travesía durante la que recordé en más de una ocasión la Canción del pirata de Espronceda:
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Bowden, Oliver. Assassin's Creed: Black Flag. La esfera de los libros: Madrid, 2015. Traducción de Noemí Risco Mateo.
Aquí tenéis la BSO del videojuego para disfrutar de este gran viaje: