Hay sueños que se desvanecen al despertarte; otros, que permanecen tan sólo unos segundos después de levantarte y algunos, de los que te acuerdas durante todo el día, pero conforme va pasando el tiempo, los vas olvidando.
Desde que era pequeña decidí anotar mis sueños para recordarlos, pues son importantes para entender nuestra vida y solucionar algunos de nuestros problemas; aunque a veces nos confundan y nos hagan mezclar lo irreal con los real.
Pero, ¿y si, como dijo Calderón, la vida es sueño y cuando morimos despertamos? Es otra forma de ver la reencarnación. ¿Y si somos nuestros propios dioses? ¿No os ha pasado alguna vez que habéis sido capaces de controlar vuestros sueños?
Los sueños también ayudan al escritor, le dan ideas, sobre todo al que se dedica a escribir historias fantásticas.
¿Quién no ha tenido el mismo sueño más de una vez en su vida? ¿Y cuando estás dentro de un sueño y te suena todo lo que te rodea, te es familiar? Sabes que has estado allí antes, pero eres consciente de que en la realidad, en la realidad de tu vida actual, no lo conoces, nunca has estado en esa ciudad, en ese pueblo, en esa calle o en esa habitación. Muchos de mis sueños se desarrollan de noche... es curioso. Recuerdo una serie o una película que vi en la televisión hace muchos años, en la que una niña cuando dormía se trasladaba a otra dimensión y allí vivía con otra familia. La pobre no dormía, lo que creía en un principio que eran sueños, era otra realidad paralela y estaba agotada porque nunca descansaba realmente.
¿Queréis compartir conmigo algún sueño que recordéis que fuera interesante?
Las ilustraciones son de Josephine Wall: