26.9.12

Ponyo y Mononoke

La princesa Mononoke y Ponyo en el acantilado: dos películas de Hayao Miyazaki en defensa de la Naturaleza, aunque la primera dirigida a un público adulto y la segunda más infantil.

LA PRINCESA MONONOKE o La princesa de los espíritus vengadores (1997)
Ashitaka, príncipe de los emishi, salva a su aldea de un Tarigami, un dios maldito, rodeado de gusanos sanguinolentos, que pudre todo lo que toca. Pero el demonio antes de morir deja una herida en el brazo del muchacho, que se extenderá hasta matarlo, así que la anciana del poblado le recomienda viajar a la tierra de Nago, el espíritu protector del bosque convertido en Tarigami, para averiguar cuál es el origen de la maldición y si hay forma de salvarse.
Al llegar a su destino, descubre por qué el jabalí llegó a convertirse en aquella horrenda criatura: los humanos han talado muchos árboles y están destruyendo el bosque para extraer metales de las minas.

SPOILERS
Eboshi, la jefa del campamento fortificado de herreros, representa la ambición y el egoísmo humano, dejando al margen todo lo que no incumbe a su especie. A pesar de que no le importa en absoluto destruir la vida del bosque, sí se preocupa por las personas, sin importarle su condición; acepta a prostitutas y leprosos. En cambio, es capaz de matar a quien haga falta por conseguir su objetivo.

En el otro bando están las criaturas del bosque. Moro es una diosa loba de dos colas, que odia a los humanos por lo que le han hecho al bosque. Adoptó a San, la princesa Mononoke, cuando era niña, por lo que le tiene un gran cariño y no la considera humana. Shishi Gami es el dios supremo, con forma de ciervo, patas de ave, melena aleonada y cara ligeramente humana. Tiene el poder de la vida y la muerte y por la noche se transforma en Diddarabocchi, un gigante de masa gelatinosa que activa los kodama, unos seres blancos y pequeños cuya presencia indica la buena salud de un bosque.

Ashitaka es el personaje más neutral, tan sólo busca un equilibrio, que conseguirá gracias a San, que vive entre dos mundos.

Aunque no llegó a la altura de El viaje de Chihiro o El castillo ambulante, sí creo que es una bonita historia, llena de magníficos personajes. Mis preferidos son Ashitaka, cómo no, con su ciervo Yakkul, y los kodama, que me resultan muy inquietantes por sus cuerpos regordos de querubín, pero esas caras que parecen cráneos con la expresión de El grito de Munch. Eboshi me resulta repulsiva y en cierto punto de la película llego a convertirme en Moro. Los jabalíes y los monos tampoco acaban de gustarme demasiado. Parecen seres muy testarudos, que no atienden a razones y se alejan de toda inteligencia, a diferencia de los lobos. Aterrador el Tarigami, desde luego no es una película de niños.

PONYO EN EL ACANTILADO (2008)

Sosuke se encuentra en la orilla del mar una especie de pececillo atrapado en un bote de cristal. Logra liberarlo y se lo lleva a su casa, pero descubre que no es un pez normal, pues le ha curado una herida y entiende lo que le dice. Ambos se tienen un gran cariño y el niño la llama Ponyo, aunque en realidad esta criatura marina, que se ha escapado de casa, se llama Brunilda y es la hija de un hechicero y la diosa del mar.

Versión japonesa del cuento de La sirenita de Andersen, una historia muy tierna que gustará tanto a grandes como a pequeños. Como curiosidad comentaré que los fotogramas de la película fueron pintados a mano y no se utilizó en ningún momento el ordenador. En total se necesitaron 70 personas dibujando durante seis meses para convertir el storyboard pintado a acuarela por Hayao Miyazaki en una película de 108 minutos.
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