
El año pasado, cuando vi la película
Mimzy, descubrí que estaba basada en un relato de Henry Kuttner, llamado
Mimsy Were the Borogoves. Después de mucho buscar, me enteré de que la única recopilación en español que incluía este cuento, estaba descatalogada. Pero mi buscador de imposibles, logró encontrar un ejemplar en buen estado para que me lo pudiera leer. La verdad es que era un libro al que le tenía muchas ganas, porque la película me gustó muchísimo y quería saber más cosas acerca de los juguetes que encuentran los niños y también comprobar si era cierto que en el relato había más referencias a
Alicia en el país de las maravillas.
Pero me llevé una desilusión. Creo que es el primer libro que me gusta menos que su versión cinematográfica. No tiene apenas nada que ver con ella. La niña del libro es más pequeña, tiene dos años. La historia se basa precisamente en que los niños, y más aún los bebés, piensan diferente a los adultos; lo que denominan lógica X. Como su cerebro funciona diferente, Emma es capaz de entender cómo funcionan los juguetes (en realidad, una máquina del tiempo), que no se encuentran en la playa, sino junto a un río.
En el relato los padres no acuden al profesor Scott, sino a un psicólogo infantil, que por supuesto no tiene sueños premonitorios. Tampoco aparecen los mandalas, ni la bonita explicación de que los seres que han enviado los juguetes pertenecen al futuro y los niños son su única esperanza. Por lo tanto, el mensaje ecologista del film se pierde en el libro, la criatura que envía los juguetes no sabemos quién es, si un humano del futuro o un extraterrestre, porque la niña se plantea la posibilidad de que haya vida en otros planetas; tampoco se conocen sus intenciones.
Para acabar, los niños en el libro desaparecen delante de las narices del padre y no se sabe dónde van a parar, ni siquiera si regresarán. En cambio, la película acaba bien tanto para los del presente como para los del futuro.
La idea de la película es bonita, interesante y esperanzadora. El relato termina de forma brusca, sin explicar gran cosa. En la mayor parte de la historia original hablan sobre lo diferente que piensan los niños de los adultos, que los simples garabatos de Emma significan algo y es entonces cuando mencionan el Jabberwocky, la clave para activar la máquina del tiempo. Esta es la única referencia a la obra de Lewis Carroll y yo creía que como en la película los niños iban a descubrir que uno de los juguetes, Mimzy, aparecía en una foto con Alicia. Justo aquel era el detalle del film que más me había gustado porque Mimzy era un conejo que había encontrado Alicia, igual que le había pasado a Emma, y de nuevo se revivía toda la historia.
Por último, me gustaría hablar de la traducción, creo que no ayuda a mejorar mi opinión sobre el relato. ¿Por qué el traductor inventó un nuevo título cuando ese verso del Jabberwocky ya estaba traducido y no una vez sino por lo menos cinco?
1º) Mimosos se fruncían los borogobios (A través del espejo y lo que Alicia encontró al otro lado, traducción de Jaime de Ojeda, Madrid, Alianza Editorial, 1996).
2ª) Todos debirables estaban los burgovos (Alicia anotada: Alicia en el país de las maravillas. A través del espejo, edición de Martin Gardner, traducción de Francisco Torres Oliver, Madrid, Akal, 1999).
3ª) Misébiles estaban los borgoves (Alicia en el país de las maravillas. A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, edición de Manuel Garrido, traducción de Ramón Buckley, Madrid, Cátedra, 1995).
4ª) Mísvolos vagaban los borogovos (Alicia en el país de las maravillas. Alicia a través del espejo. La caza del snark, traducción de Luis Maristany, Barcelona, Plaza y Janés, 1990).
Kuttner, Henry. Lo mejor de Henry Kuttner I (The Best of Henry Kuttner, 1975). Edhasa: Barcelona, 1979. Colección: Nebulae. Traducción: Arturo Casals.