24.10.22

Las bibliotecas de mi vida

Las bibliotecas han estado siempre presentes en mi vida y son un recurso muy útil de documentación para quien se dedica a traducir y redactar textos, pero además son grandes centros de fomento a la lectura y a ellas también he llevado las tertulias que organizo. Hoy, en el Día de las Bibliotecas, quiero hacer un pequeño homenaje a las que han ocupado un lugar importante en lo que llevo de existencia. 
La biblioteca en Calatayud actual
 La Biblioteca de Calatayud Baltasar Gracián se encuentra desde 2017 en el antiguo Seminario de Nobles, un edificio del siglo XVIII, pero cuando yo llegué aquí, se ubicaba en una de esas antiguas escuelas donde había una entrada para niños y otra para niñas. Tenía un aire retro que la hacía muy especial, aunque reconozco que las instalaciones actuales son una maravilla que fusiona el diseño nuevo con los techos de vigas antiguos. Y el claustro exterior, donde celebramos las tertulias del Bookspeaking cuando hace buen tiempo, es muy agradable. Podéis conocer más sobre su historia en su página web. ¡Por lo visto cuando la inauguraron se hallaba en la Plaza del Fuerte y quedó arrasada por una inundación en 1956!

Otra biblioteca con la que tengo últimamente relación, aunque no la visito tanto como me gustaría, es el
Biblioteca Verde de Zaragoza
Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente, conocida también como la Biblioteca Verde de Zaragoza. Está ubicada en un edificio histórico precioso, el refectorio y las cillas del convento de Santo Domingo, del siglo XIII-XIV, y desde que la descubrí, se ha convertido en mi centro de referencia para toda mi documentación sobre naturaleza y cuidado del medioambiente. Es una gozada de sitio y tienen un servicio de asesoramiento espectacular. Si queréis saber más de todo lo que ofrece, además de consultar su web, también os invito a escuchar la entrevista que le hice a la responsable del centro para mi podcast Viaje Alternativo. 

En 2015 en la Biblioteca de Cetina
Pero ¿cuál fue la primera biblioteca que pisé nada más aterrizar en el Spanish Midwest? Pues la del pueblo de mi abuelo, en Cetina, donde celebramos un encuentro con los lectores de mi traducción El corredor del laberinto. Una biblioteca, aunque pequeña, llena de tesoros antiguos, recuerdos de los veranos que pasé por allí en mi infancia, y que por supuesto tiene un huequecito en mi novela. 

En contraposición a una pequeña biblioteca rural, tenemos la Biblioteca Nacional de España, situada en el Paseo de Recoletos de Madrid, que custodia alrededor de treinta millones de publicaciones producidas en territorio nacional desde comienzos del siglo XVIII: libros, revistas, mapas, grabados, dibujos, partituras y folletos. La primera vez que fui a visitarla, me quedé delante del imponente edificio unos minutos a lo Rory Gilmore, abrumada antes de entrar
Delante de la BNE

por la cantidad de libros que iba a encontrarme allí dentro. Ofrece muchísimos servicios, pero yo nunca he recurrido a ninguno de momento. De todos modos, aquí tenéis su web, merece la pena visitarla y especialmente ir en persona alguna vez en la vida.

En esta lista, sin duda, no podía faltar la Xarxa de Biblioteques Municipals de la Diputació de Barcelona, pues es la ciudad donde nací y viví durante más de 30 años. Mi carnet, que aún conservo, es de la Biblioteca Sofía Barat, donde acudía principalmente al mercadillo que montaban cuando se deshacían de ejemplares. También visité un par de veces con mi abuela la de Montbao, bajaba a la de Fort Pienc, frecuentaba la de Sagrada Familia porque viví muchos años en el barrio, y la Vapor Vell cuando me mudé a Sants. La de la Vila de Gràcia me sirvió de refugio una vez y tuve secuestrado un libro de Michael Ende que devolví después de haberlo renovado no sé cuántas veces a la Santa Tecla de L'Hospitalet. Pero la biblioteca donde más tiempo creo que he pasado y más tesoros de la LIJ me descubrió fue la
Biblioteca Joan Miró
Biblioteca Joan Miró, situada en el mismo parque Joan Miró también conocido como Parc de l'Escorxador, donde pasaba muchos mediodías cuando trabajaba en el rascacielos de enfrente, la Torre Allianz. La biblioteca, inaugurada en 1990, se divide en dos edificios, conectados entre sí por una pasarela de cristal. La verdad es que yo siempre estaba en el lado de literatura infantil y juvenil donde no solo había libros para niños, sino publicaciones para adultos relacionadas con este género, como la revista CLIJ, o la gran colección de Olañeta Érase una vez... Biblioteca de Cuentos Maravillosos, además de tener en el piso superior la sección de música.
Pero no me iré de esta red de bibliotecas, sin mencionar la Biblioteca Sant Pau-Santa Creu, en el barrio del Raval, donde mi yo de 18 años alucinaba pepinillos entre los muros de aquel edificio gótico del siglo XV, antiguo Hospital de la Santa Creu, donde también se encuentra la Biblioteca de Calalunya. 

Al margen de esta red de bibliotecas, no podía dejar de nombrar las bibliotecas que marcaron mis años de universidad: las distintas bibliotecas del campus de Bellaterra de la Universidad Autónoma de Barcelona, donde por primera vez usé las microfichas y me sentí como una investigadora sacada del cine, y la biblioteca de la Universidad de Barcelona, situada en el edificio de la Plaça Universitat, que nada tiene casi que envidiar a Hogwarts. 
Biblioteca de Letras de la Universidad de Barcelona
Y terminaré recordando las bibliotecas de mi edad escolar. La biblioteca en Santa Cruz de Tenerife, conocida como la Casa de la Cultura, que me hizo volver a mi ciudad natal, al conectarme y
(re)descubrirme la que iba a ser mi carrera profesional: Traducción e Interpretación. He de reconocer que en mis años de instituto apenas pisé la biblioteca, ni esa ni ninguna otra, los libros que leía eran lecturas obligatorias del curso o las novelas que mi madre me compraba porque creía que podían gustarme y así continuaría leyendo (Anne Rice, libros de la colección Gran Fantasy y títulos de fantasía y ciencia ficción que publicaba en los 90 Timun Mas). Antes de empezar secundaria, sí me había refugiado bastante en la biblioteca del centro donde estudié séptimo y octavo de EGB, el Echeyde, y allí descubrí
maravillas como La cueva de la luna, y a Maria Gripe, que devoraba.
 
Y, por último, la que fue mi primera biblioteca, supongo. La de mi querido colegio de primaria en Barcelona, Pau Casals, de la que aún guardo las libretas con las fichas de todos los libros que leí. ¿Seguirán manteniéndola en la misma sala que cuando yo estudiaba allí en los años 80? 
Ese cuaderno de la derecha recoge un par de libros de los Hollister, uno de Gloria Fuertes, Pulgarcilla de Andersen, Un duende a rayas de María Puncel, Historias de Ninguno de Pilar Mateos, Los amigos de osito de Else Holmelund Minarik, ilustrado por Maurice Sendak, Animales amigos, La ruta del sol de Aurora Díaz, El príncipe feliz de Oscar Wilde, El pampinoplas de Consuelo Armijo, Les vacances del rellotge de Josep Vallverdú, Contes curts de Christoph von Schmid (no pone el traductor en la ficha, ¡ya me vale!), En quin desastre a la platja de Frank Muir, Por arte de magia de Carmen Vazquez Vigo, Fábulas de Esopo de Harold Jones, Juan y sus zapatos de Carlos Pellicer López.

¿Cuáles son las bibliotecas de vuestra vida?

Yo tengo cita este miércoles en la de Calatayud con una actividad que he preparado para el club de lectura en inglés que organizo allí. Puedes consultar todos los detalles en la pestaña Actividades de esta misma página. 

5.10.22

Nueva traducción: La librería café de los gatos

Susann quiere viajar a Ischia por última vez, pero ¿qué hará con su gata Mimi? Se le ocurre una idea. Cerca de ella vive una joven profesora muy simpática que tal vez le haga el favor de cuidarla en su ausencia. 

Pero resulta que Leonie conoce muy bien a los hombres franceses infieles, pero no sabe nada de gatos. ¿Habrá sido un poco temerario aceptar la propuesta espontánea de quedarse con la gata de su vecina? Quizá su mejor amiga Maxie pueda ayudarla. 

Maxie acaba de abrir una pequeña cafetería librería a la que ha llamado como su tía preferida, La señorita Paula. Ofrece tartas caseras y todo tipo de libros, y pronto contará también con la pequeña Mimi, que no solo conquistará el corazón de Maxie sino el de todos los clientes.

Esta es una de esas novelas que te hace sentir bien, que te deja buen sabor de boca mientras la estás leyendo y cuando la terminas, una sonrisa en el rostro. Libros, tartas y gatos... Muchos de los que me conocen, al enterarse de que me encargaron a mí la traducción, me dijeron, «Seguro que lo disfrutaste muchísimo. Es un libro hecho para ti». Y así fue, me encantó recibir este encargo, pero también he de deciros que al principio no sabía cómo me iba sentar meterme en una historia gatuna cuando había fallecido recientemente el gato que había sido mi compañero durante quince años. Por suerte, es una historia tan bonita que he de reconocer que me ayudó en mi duelo. 

Cubierta alemana
El texto a pesar de ser muy agradable, tuvo bastantes complicaciones. Una de ellas fue tener que traducir descripciones de tartas y dulces riquísimos justo a la hora del desayuno o del almuerzo. ¡Qué hambre! Bromas aparte, me encontré con palabras alemanas muy curiosas que me costó o bien descifrar su significado o bien encontrar una equivalencia en nuestro idioma, por ejemplo, Kampfradler, término alemán para designar a los que luchan por los derechos de los ciclistas. Por otro lado, hay un personaje en la novela que habla de un modo bastante coloquial y ¿sabéis que no exististe ningún diccionario bilingüe alemán-español de palabras y expresiones coloquiales que realmente sea completo y fiable? Si conocéis alguno, por favor, dejadme la referencia en los comentarios. Busqué y busqué, y sí tenemos diccionarios monolingües en ambos idiomas, lo que ayuda algo, pero la mayoría de veces no acaba de resolver la duda y tienes que recurrir a otro tipo de documentación y a la información de tu propio disco duro (es decir, los conocimientos guardados en tu cerebro a lo largo de los años). Y fue así como, por ejemplo, descubrí que en el habla coloquial alemana existen varias expresiones que provienen de los cuentos populares y en este artículo podéis leer algunas de ellas, su uso y significado. ¡Ah! Y se me olvidaba comentar que una de las protagonistas habla colonés. ¿Habéis oído alguna vez esta variante alemana? Me gustó volver a pasear por las calles de Colonia, una ciudad que visité varias veces el año que estuve estudiando en la universidad en Alemania.

Cubierta sueca
 Me encantaron las múltiples referencias al cine y la literatura, con las que me sentí muy cómoda porque son referencias que también usé en mi novela, y suelo usar en mis conversaciones diarias: Alicia en el País de las Maravillas, Narnia, varios libros de Astrid Lindgren (Pippi, Bullerbyn), Jim Botón y Lucas el maquinista de Ende, Hansel y Gretel... Y películas como Lo que queda del día, Vacaciones en Roma, Lo que el viento se llevó o Matrimonio de conveniencia (que no sabía que en versión original se titulaba Green Card y me reí mucho con esto porque en la universidad me tocó hacer un trabajo sobre ese tema y tuve un par de situaciones divertidas). Otro momento gracioso fue leer «Loretta del Mar», es decir, Lloret de Mar, otro lugar familiar para mí, pues hace unos años frecuentaba esa zona bastante en verano, pero nunca habría imaginado encontrármela en una novela en alemán que fuera a traducir. Y durante este encargo también disfruté de la magnífica canción It's A Good Day de Peggy Lee, en ese momento del principio de la historia cuando Susann Siebenschön habla de los días buenos y malos. Le habría ido muy bien a la mujer escuchar este tema que alegra el día a cualquiera. 

Si todavía no habéis ido corriendo a buscar vuestro ejemplar, os diré que esta edición de Maeva hay michines por todas partes, la fuente elegida tiene un tamaño muy cómodo de leer y el libro incluye al final las mejores recetas de la tía Paula. Ya me diréis si las probáis. Este otoño pasaos por mi Instagram porque os enseñaré cómo han quedado las mías. 

Jonas, Charlie (seudónimo). La librería café de los gatos (Katzencafé, 2020). Maeva: Madrid, 2022. Traducción del alemán a cargo de Noemi Risco Mateo. Aquí puedes leer las primeras páginas de las 295 en total.

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