15.2.19

José Luis Sampedro

Mi abuela siempre nos dijo que era primo suyo, pero nunca supimos si lo decía en broma o era así de verdad. Decidí leerle en 1993, cuando en primero de BUP me pidieron en Lengua elegir a un autor español, el que quisiéramos, y yo tomé prestado de mi abuela el libro de su primo famoso, La sonrisa etrusca.
Hasta entonces, pocos autores que escribieran en mi lengua materna me habían llamado la atención, pero esta novela me llegó al corazón.
El pasado 1 de febrero habría cumplido 102 años y para recordar a aquel escritor con el que otras tantas veces me había cruzado —no en persona— en mi vida, fui a visitar la exposición permanente VIAJE A LA LIBERTAD en Alhama de Aragón, donde entrevisté a Elena Grañena, que tan amablemente me enseñó el museo y me contó muchísimas anécdotas interesantes de la vida y obra de este autor y filósofo tan especial.
Museo dedicado a Sampedro en la Casa Palacio de Alhama
La entrevista podéis escucharla en el programa Senderos Abiertos y allí hacemos un recorrido por la sala, que se centra en sus tres obras principales: El río que nos lleva, La vieja sirena y La sonrisa etrusca. Nada más entrar, vi ESCRIBIR ES VIVIR y me recorrió un escalofrío de emoción. Barcelona, Cihuela, Tánger, Madrid, Santander, Tenerife... Él decía: «Una novela es una nota en una botella al mar que escribes en una isla».

La sonrisa etrusca traducido a varios idiomas
Muchas ideas afines, de ahí creció mi interés. «La globalización no es más que una forma moderna de hacer lo de siempre: explotar. Sólo la aplican donde les interesa. ¿Cuándo será global una sanidad y educación de calidad para todos?». 
Hay dos tipos de economistas: los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que trabajamos para hacer menos pobres a los pobres.
Continué leyendo a este gran pensador y comencé a ver similitudes con Michael Ende. La preocupación por el poder, el dinero, el augurio de que este sistema estaba a punto de explotar y que tras una época oscura, pasaríamos a otra cultura... «El tiempo no es oro —decía Sampedro—, el tiempo es vida». «El tiempo es vida —dijo Ende en Momo— y la vida reside en el corazón».
Dos escritores a los que merece la pena recordar en estos tiempos que corren. 
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