Mi Spanish Midwest

Hace diez años, el 21 de agosto de 2015, metí mis pertenencias en treinta y cinco cajas y me fui del centro de Barcelona a un pueblecito en medio de la España Vaciada, donde nació mi abuelo. Las experiencias que tuve en los tres años que viví allí, más los siguientes en un municipio un poco más grande de la misma zona, me llevaron a escribir mi primera novela publicada, Las lechuzas no son lo que parecen, situada en mi Spanish Midwest.

La mayoría de lectores creen que lo que cuento en el libro es mi historia, pero es la historia de muchas o de todos. Hay gente que se identifica en esto, y otros, en aquello, pero casi todo el mundo a partir de una edad tiene cierta conexión con la novela. Y sí, hay lugares que se citan en las páginas que existen de verdad, igual que hay escenas que pasaron de verdad, pero el Spanish Midwest en sí es un estado mental, un lugar de ficción para hablar de nuestra realidad. Como Cicely...

Este verano he presentado el libro en dos lugares muy especiales para mí: Barcelona y Bubierca. En junio, en mi ciudad natal, con casi dos millones de habitantes; y en agosto, en una aldea donde apenas hay 20 personas viviendo todo el año. 
Presentación en La Conxita de Sants (BCN)

A pesar de la enorme diferencia de población entre una y otra, acudieron más personas al encuentro en Bubierca que en Barcelona. ¿Será porque se dispone de más tiempo libre en los pueblos? ¿Porque en las grandes ciudades hay millones de cosas siempre que hacer? Desde luego no fue porque en Bubierca me conociera más gente, porque apenas saben de mi existencia dos personas a las que he visto en contadas ocasiones. Por eso diré que aprecio muchísimo a todos los que acudieron tanto a lugar como al otro.

Doy las gracias a Javier J. Valencia por presentar conmigo la novela en un espacio tan especial como La Conxita, lleno de libros preciosos, discos que te llegan al alma y plantas. No podía ser en otro sitio ya que la novela está cargada de naturaleza, literatura, música y cine. A Óscar Sueiro por las fotos chulísimas que nos sacó, a la editora bonita que tenía muchas ganas de ver en persona y sacó un ratito para acercarse, al traductor de cine y amigo, a la traductora que vino desde fuera de Barcelona a conocerme, a la amiga que siempre ha estado ahí, a escritoras geniales que vinieron a apoyarme, al holmesiano con quien me encontré en algún lugar del tiempo, a personas que creías que no verías y te sorprendieron al estar ahí, e incluso ¡gente del Spanish Midwest que vive en la urbe! Hablamos de Doctor en Alaska, de Twin Peaks y de muchos otros temas cotidianos y extraños... Porque en Las lechuzas también hay mucho de Barcelona, y para mí fue muy emocionante poder leer precisamente allí uno de esos fragmentos que tanto tiene que ver con mi ciudad. Gràcies, Barcelona, sempre et portaré al cor!

La primera firma, para el presentador, claro.

En Bubierca el encuentro se celebró dentro de su Semana Cultural, en plenas fiestas del pueblo, quizá por eso tampoco era de extrañar que aparecieran más de sesenta personas por el bar. A mi lado ese día tuve a Leticia G. Olalla, editora con la que he colaborado en un par de ocasiones como traductora y que además tiene familia bubiercana. Fue un placer tenerla como presentadora y conversar con ella sobre los que se han ido del pueblo o han vuelto, sobre el vínculo con nuestros abuelos... y me encantó que me explicara su perspectiva sobre la transformación de esos personajes en otros seres, acercándose mucho su metáfora a mi propósito. 

Hubo más de un momento emotivo, en el que tuve que contener las lágrimas para no ponerme a llorar como una magdalena, pero al leer el fragmento del incendio, que además había seleccionado yo misma porque era el de Bubierca, no pude evitar que se me quebrara la voz hasta que me salvaron los aplausos. ¡Aún me duele ver esos montes quemados! ¿Alguien se acuerda de la tragedia de hace tres años, en la que el fuego arrasó 14000 hectáreas?

Y la mayor sorpresa fue cuando llegó el momento de las firmas con la banda sonora que incluye la novela de fondo, ¡y me quedé sin libros! ¡No me espera que tantísima gente se animara a comprarlo! Había bastante ochenteros, mucho espíritu cicelyano, gente de Madrid y Barcelona que había ido a vivir a aquella zona, que tras muchos años regresaba a su pueblo o no era de allí y había decidido emprender una aventura en el campo. Tuve que volver otro día a llevar más libros y es que cualquier excusa es buena para regresar a Bubierca y en diciembre me han propuesto una tertulia literaria. 

El bar de Bubierca lleno

¡Muchísimas gracias a todos por vuestro apoyo y cariño! ¡Sois lo más! Esta aventura no continuaría sin vosotros. ¡Ojalá pronto lleguemos a esa segunda edición! Si es así, ya os he prometido que habrá una segunda novela del Spanish Midwest. ¡Hasta pronto!

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