Rodeada de libros, naturaleza y personas maravillosas

La gira de mi novela Las lechuzas no son lo que parecen continúa y tras las presentaciones en varias localidades de la provincia de Zaragoza, estuve firmando en Sant Jordi en la librería Gigamesh, en la Feria del Libro de Calatayud, y este fin de semana estaré en la Feria del Libro de Zaragoza antes de presentar en Barcelona el libro en el acogedor espacio de La Conxita de Sants junto a Javier J. Valencia, experto en Twin Peaks y Doctor en Alaska (puedes consultar los detalles en la pestaña Actividades de esta página web).

Son días muy especiales, donde estoy arropada por los buenos comentarios respecto a mi obra y el apoyo de los lectores, pero como también tengo bastante ajetreo yendo de un lugar a otro, necesito momentos de descanso para continuar trabajando, porque, aunque parezca que estoy todo el día «lechuceando», la traducción de libros sigue siendo de momento mi fuente de ingresos. Y mientras llegan traducciones nuevas, que necesito para mantenerme, aprovecho para escribir mi segunda novela, porque esto no ha acabado aquí, claro.

Y entonces suceden esas casualidades preciosas, como que una clase de infantil que andaba repartiendo flores por el Día del Libro en Calatayud me diera a mí su última flor literaria, sin saber quién era yo, que me dedico a la literatura, sin saber que el día anterior había sido para mí bastante malo y que gracias a su detalle me animaría, y sin saber que se acababa de producir algo realmente mágico. Porque precisamente ¡esa flor literaria llevaba una cita de Mary Poppins! Y al regresar toda contenta a mi casa, se me ocurrió devolverles el gesto, llevándoles también un poquito de magia a ellos.

Después de una pequeña investigación, descubrí que se trataba del colegio público Francisco de Goya y hablé con la directora para hacerles una visita y regalarle a la clase un libro traducido por mí. Al principio no sabíamos si era el grupo A o el B, así que como tenía dos ejemplares de esa traducción, llevé uno para cada grupo y reunieron a las dos clases para conocerme.

Terminé contándoles el cuento, cuando yo en realidad solo iba a dar las gracias, y pasé un mediodía estupendo rodeada de niños y niñas de 5 y 6 años. ¡Menudo recibimiento! Es un colegio muy especial y me sentí como si estuviera en el mío propio de primaria (de hecho, se parecía bastante al Pau Casals en varios aspectos) que recuerdo con muchísimo cariño. ¡Muchas gracias, Sofía, por regalarme la flor, y a tu maestra Mariluz por proponértelo!


Y entre página y página, mientras leo y escribo, están esas pausas para descansar y despejar la mente, rodeada de naturaleza, y visito lugares tan maravillosos como el Real Sitio de San Ildefonso, un magnífico regalo de cumpleaños que me alegró el pasado fin de semana los sentidos y el alma. Al lado, un precioso rincón junto al que disfruté de El libro de la señorita Buncle, y bajo estas líneas, uno de los parajes más espectaculares del recorrido, el lago al pie de las montañas que bordean los jardines. 
Si te apetece ver más fotos, dentro de unos días, compartiré algunas en mi perfil de IG



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