17.4.16

Momo y Matilda

Momo y Matilda no sólo son dos libros imprescindibles de la literatura juvenil, sino que están escritos por dos grandes autores: Michael Ende y Roald Dahl. De este último oiremos hablar bastante en 2016 puesto que se cumplen 100 años de su nacimiento y esta habrá sido una de las muchas actividades que se celebrarán en su honor.
Las historias de Dahl se caracterizan por su sarcasmo, por los niños traviesos que siempre son héroes, por los villanos adultos que odian y maltratan a los niños, aunque por suerte también suele introducir a alguna persona mayor que ayuda a los pequeños. Los malos suelen ser clichés de la sociedad exagerados y ridicularizados, que se convierten en caricaturas, como en este caso los padres de Matilda. En la tercera sesión del ciclo Féminas de Cuento hablé de cada uno de los personajes y leí algunos fragmentos del texto que los caracterizan; se comentaron curiosidades como la posible traducción de los caractónimos, las alternativas a las notas del traductor y también anécdotas como el cambio de personaje de Miss Hayes, una profesora jugadora compulsiva a la que Matilda ayuda para afrontar una deuda de juego, a Miss Honey, una profesora amable a la que la niña ayuda a recuperar su casa. El editor le sugirió a Roald Dahl este cambio para darle un tono distinto y romper en cierta manera la opinión de que sus libros infundían ideas negativas a los chavales. Matilda fue una de sus últimas publicaciones y sí es cierto que se convirtió en la novela juvenil del autor mejor aceptada por la crítica.
Los libros que llevé a la charla
Momo, como Matilda, es sin duda lo que denominan un crossover, un libro que va tanto dirigido a un público juvenil como a un público adulto, puesto que tiene muchas referencias que un lector joven no captará. La novela está plagada de crítica social, la mención del tiempo va unida al amor, al alimento del alma en contraposición al dinero y la atracción por lo material. De esto también habló Michael Ende en un documental que realizó para la televisión japonesa un año antes de su muerte y que no me canso de compartir porque en él vemos muchas de las ideas que quiso reflejar en Momo. Para conocer mejor al escritor otra de las fuentes esenciales es Carpeta de apuntes, del que leí el texto en el que Ende contesta a la pregunta «¿Por qué aparece en casi todos mis libros una tortuga?». Además no faltó mi comparación del original en alemán con la traducción de Susana Constante, en la que encontré varias escenas cambiadas, por ejemplo, en uno de los cuentos de Gigi, se salta, por lo visto adrede aunque no entiendo el motivo, un trozo referido al «Morgen-Land». Sin embargo, en algún momento Alfaguara se dio cuenta y en la nueva traducción de Begoña Llovet sí aparece el País del Mañana, pero no podría dar una opinión generalizada de esta nueva traducción dado que sólo la ojeé por encima para comprobar si se había subsanado este asunto. En la del 78 nos encontramos con otros cambios muy curiosos como un niño que se llama en alemán Franco y en español, Blanco, o la eliminación de expresiones con Gott (Dios).

Foto de Dedalo Ignacio J. Borraz
En la segunda parte de la actividad dimos paso a la tertulia, que fue muy participativa, y tuvimos ocasión de tener entre nosotros una primera edición de Momo de 1973 en versión original gracias a nuestra tertuliana Irene. El público fue variopinto, lo que siempre da mucho juego, y como es habitual la conversación fue de lo más interesante.
¡Muchas gracias a todos por acercaros! Nos vemos pronto en la próxima sesión del ciclo que será en mayo. ¡Preparaos para hablar de PRISIONERAS en los cuentos!

2 comentarios:

  1. Ya me habría gustado estar y compartir pensamientos, críticas, ideas...peor bueno,...no siempre se puede elegir. Un abrazo y que tengas un feliz día...espero que hayas leído mucho ayer...

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