11.1.19

CATWOMAN

Batman siempre ha sido uno de los superhéroes que me ha resultado menos atractivo, pero cuando me ofrecieron traducir un libro sobre Catwoman, los ojos me hicieron chiribitas. Catwoman es una mujer fuerte, luchadora y con carácter propio en las muchas versiones del personaje a los largo de los años. Y en la novela de Sarah J. Maas, publicada por Montena, esta joven Selina Kyle no iba a ser menos.
Apenas había tenido relación con Batman pero, para traducir una historia ambientada en Gotham City, aunque Bruce Wayne estuviese fuera de escena, tenía que empaparme de su universo. Así que antes y durante el proceso de traducción me documenté acerca del mundo de estos personajes a través de cómics, artículos de internet, la Batpedia, fans de Batman, la serie de televisión Gotham… y por fin vi las películas de Christopher Nolan, cumpliendo así el deseo de algunos amigos míos.
Una de las primeras dudas que me surgió fue cómo tratar los nombres de ríos, puentes, calles o zonas de la ciudad. En un principio opté por traducir el nombre común y al lado dejar el propio en inglés, como suelo hacer habitualmente, por ejemplo, «río Sprang», pero desde Estados Unidos llegó la petición a la editorial de que no se tradujera ningún nombre propio y se dejara Brown Bridge o Sprang River, así como Wayne Industries, Arkham Asylum o el nombre de bandas callejeras como las Razors o las Leopards.
Con los nombres de los protagonistas sucedió lo mismo. Por supuesto, no se me había pasado por la cabeza la posibilidad de Mujer Gata o Gatúbela (como se la conoce en Hispanoamérica), ni tampoco Alas de Murciélago para Batwing. Pero ¿y Poison Ivy? Terminó quedando tal cual para seguir una coherencia, a pesar de haber visto «Hiedra Venenosa» en algunas publicaciones de España.
Los trajes especiales y sus distintos accesorios también me hicieron investigar. El traje de Catwoman varía bastante de una versión a otra, aunque siempre la veamos de negro, ceñida, con el látigo, el antifaz y las orejas de gata. En este caso, se trata de un traje especial que le ha robado a la Liga de Asesinos, con tecnología sofisticada, incluido el casco, también llamado Máscara de la Muerte, que ella misma ha tuneado, con sensores y un escáner que le ofrece un torrente continuo de información del exterior.
Batwing, el murciélago con quien la gatita juguetea en este texto, también tiene su traje especial o stealth suit, que en algunos lugares encontré traducido como «traje de camuflaje»; hasta llegué a plantearme referirme a él como «traje sigiloso», pero nadie lo llamaba así. Además, Luke Fox también utiliza toda la tecnología de Batman: batcueva, batesposas, batseñal, batarang…
Por otro lado, me topé como era de esperar con mucho vocabulario felino —garras afiladas, retráctiles, lomos que se arquean, pelaje que se funde con las sombras— y juegos de palabras en algunas ocasiones usados para burlarse de la gata y, en otras, para bromear con ella. Un ejemplo es cuando Ivy aparece en una cámara acorazada que va a robar Catwoman y le dice: I’m going to avoid a joke about the cat being out of the bag. Había que buscar una expresión en español con «gato» que se adecuara a ese contexto y elegí «aquí hay gato encerrado».
Sarah J. Maas presenta una novela con mucha acción, en la que nos baja a los barrios más marginales para luego subirnos a las más altas esferas y tocar de ese modo distintos registros lingüísticos. Enternece al lector con el pasado dramático de las archiconocidas villanas Poison Ivy y Harley Quinn, cuya relación amorosa ignoraba, pero ya aparecía en el cómic Gotham City Sirens.
Asimismo nos regala escenas muy visuales y sonoras —o sonadas— como la irrupción del trío de féminas en plena gala benéfica para robar a los socialites o ricachones. Aún resuena en mis oídos ese Don’t Stop Me Now de Queen que le pide Harley a la banda musical mientras Ivy suelta sus toxinas para dejar inconsciente al público. Una imagen divertida que hace honor a la dedicatoria del libro: «A las mujeres que la arman buena y se lo pasan bien haciéndolo».
En definitiva, un libro muy divertido de traducir a pesar del justo plazo de entrega, perfecto para toda gatuna que se precie, gracias al que he conocido mejor a los habitantes de Gotham City y me ha horrorizado más el Joker si cabe. Ni se os ocurra volver a abrir las puertas de Arkham, aunque sea para ir en busca del Necronomicón.
(Artículo publicado en la sección Mutatis Mutandis de la revista SuperSonic #12)
Maas, J. Sarah. Catwoman. Soulstealer. Montena: Barcelona, 2018. Traducción de Noemí Risco Mateo.

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