Como todos los años, en el Laberinto elegimos un cuento de Andersen en el aniversario de su nacimiento, que coincide con la celebración del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Para 2017 nos quedamos con uno de los más conocidos, aunque no mi preferido, puesto que desde pequeña siempre lo encontré triste: El valiente soldadito de plomo o Den standhaftige tinsoldat en versión original, publicado por primera vez el 2 de octubre de 1838.
Nuestro protagonista iba en una caja con otros veinticuatro soldados, todos iguales, salvo él que se sostenía sólo sobre una pierna, pues había sido el último y no había habido suficiente plomo fundido para terminarlo. En la habitación del niño al que se lo han regalado también hay una bailarina que se sostiene con una sola pierna y el soldadito se enamora enseguida de ella. Pero un muñeco de una caja de sorpresas la toma con él y hace que se caiga por la ventana. En la calle, unos niños lo pondrán en un barquito de papel y comenzarán sus aventuras. Pero a pesar de tener la suerte de poder regresar junto a su amada por una serie de curiosas casualidades, ambos encontrarán un trágico final.
Fue el primer cuento de Andersen que no se basó en ninguna fuente
popular ni literaria, sino que se lo inventó el mismo escritor, y se dice que está inspirado en su propia relación con las mujeres. De esta historia existen múltiples adaptaciones, por no hablar de la cantidad de ediciones distintas en papel: dibujos animados, famosos ballets, musicales, películas para cine y televisión... y hasta tenemos un vídeo de Daft Punk, Instant Crush, que puede recordarnos un poco a la funesta historia de amor que nos relata Andersen.
Es verdad que tiene un final muy triste, y siempre me ha parecido curioso que muchos cuentos antiguos, a pesar de ser para niños, tengan finales tristes. Supongo que el drama es más romántico, ¿no? Y por desgracia también suele ser más real. De todos modos me gustan más los finales de esos cuentos que las versiones felices que ha hecho Disney, por ejemplo, como en el caso de "La sirenita" o "La bella y la bestia" (aunque las películas, a su manera, también me gustan). :)
ResponderEliminarPor suerte también existen cuentos de Andersen o los hermanos Grimm con finales bonitos, pero sí es cierto que ganan los dramas. Como dices, reflejan más la realidad de la época.
EliminarGracias por pasarte por mi Laberinto y dejar un mensaje :)
nos seguimos? me encanto tu blog!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado la página.
EliminarSaludos :)