11.10.15

El castillo de Gripsholm

Mi ejemplar de El castillo de Gripsholm
Este ha sido un encargo muy especial, distinto a todos los que he tenido hasta ahora. Ha sido mi primera colaboración como traductora con Ediciones Nevsky y también mi primera traducción oficial del alemán, por lo que cuando me ofrecieron traducir a Tucholsky para mí fue un verdadero honor.

Un editor encarga a un autor la composición de una novelita de amor... El autor decide irse de vacaciones con su amante a las inmediaciones rurales de un lago en Suecia, dominado por un pintoresco castillo. Una vez allí, la aparente calma estival se ve enturbiada por el encuentro con una joven que ha escapado de un internado situado en la orilla opuesta del lago. Los enamorados deciden ayudarla, y sus encuentros con la señora Adriani, la siniestra directora del mismo, alimentan su intuición de un oscuro misterio sin resolver alrededor de la joven, del internado, y del propio castillo... A pesar de esta enrevesada trama que va adquiriendo tintes surrealistas, y con vocación de un paralelismo alegórico con la complicada situación política en la Alemania de la que el propio autor había escapado, justo durante el ascenso del partido nazi, El castillo de Gripsholm es una obra maestra dentro del subgénero de la novela ligera e incluso divertida, que retrata a unos personajes empeñados en buscar la felicidad en las situaciones más desesperadas. Una novela delicada, sutil, satírica, sobre el objetivo casi imposible de encontrar lo mejor en uno mismo y en los demás en tiempos adversos.

Como comento en la nota escrita por mí, que los editores incluyeron al final del libro, lo más complicado de la novela fue el missingsch, el dialecto en el que habla Lydia, la pareja del protagonista. Tal como dice Tucholsky dentro de la novela, «el missingsch es el resultado que se obtiene cuando una persona que habla bajo alemán quiere expresarse en alto alemán». ¿Y quién habla bajo alemán? Algunas personas del norte, pero resultó que justamente muy pocas personas conocían esa variante. Consulté a colegas alemanes, a especialistas en lengua alemana, y nadie sabía decirme el significado de aquellas palabras, es más, otras fuera del missingsch eran propias de Tucholsky, un ideolecto. Tras hablar con varios alemanes de distintas partes del país, al final di con una persona de Rostock, el mismo lugar de donde era Lydia, y con su ayuda y la de un par de diccionarios de Plattdeutsch (bajo alemán), pude descifrar las palabras de aquella mujer que durante unos meses me llevó de cabeza.

Un interesante viaje con Tucholsky y su amante, de Berlín a Mariefred, lleno de sarcasmo, juegos de palabras, referencias metalingüísticas, duro drama en un orfanato y humor en el castillo. Todo un verdadero reto para mí en muchos sentidos.

El castillo de Gripsholm en Mariefred, Suecia
Foto del blog de Ludus Magnum
Tucholsky, Kurt. El castillo de Gripsholm (Schloß Gripsholm, 1931). Fábulas de Albión: Madrid, 2015. Traducción de Noemí Risco Mateo.



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