¿Os acordáis de aquella dedicatoria de amor típica "por ti iría al Polo Norte en pantalón de deporte"? Pues parece ser que hace millones de año no era ninguna proeza, porque allí había clima tropical.
En una expedición científica sin precedentes, tres barcos rompehielos se adentraron en el Ártico en el verano del 2004 y se situaron sobre la cordillera submarina de Lomonosov en un punto donde el fondo del mar se encuentra a poco más de 1.100 metros de la superficie. Durante tres semanas, se extrajeron sedimentos del fondo del océano en cilindros de cinco metros de longitud por siete centímetros de diámetro. Se extrajeron casi cien cilindros que, alineados, sumaban 430 metros de longitud. Dado que los sedimentos se acumulan unos sobre otros a lo largo de millones de años, llegar a las profundidades del subsuelo equivale, para geólogos y climatólogos, a viajar al pasado. El análisis de los sedimentos ha revelado que hace 55 millones de años la Tierra estaba acalorada por un efecto invernadero más acusado que el actual. Las pruebas de los primeros icebergs se remontan a hace 45 millones de años, lo que demuestra que el Ártico había empezado a enfriarse coincidiendo con la glaciación de la Antártida; este resultado resuelve un viejo debate entre quienes pensaban que la evolución climática de los dos polos había sido independiente y quienes pensaban que había sido simultánea. La tendencia al enfriamiento se mantuvo hasta hace tres millones de años, cuando, poco antes de la aparición del género humano, empezó a oscilar entre calentamientos y glaciaciones por causas que se desconocen. El reto ahora -destaca Kathryn Moran, coautora de la investigación de la Universidad de Rhode Island (EE.UU.)- es "comprender por qué se produjeron todos estos cambios" para predecir mejor cómo puede evolucionar el clima en el futuro y prevenir "un cambio climático de efectos catastróficos".
(fuente La Vanguardia, 01/06/06)
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