30.9.13

La princesa prometida y su traductora

Cartel oficial del encuentro
Adelantándonos un poco a la celebración de hoy, el Día de la Traducción, el pasado sábado organicé un encuentro literario a bordo del Pequod, donde como invitada de honor tuvimos a Celia Filipetto, compañera de ACEtt, profesora que tuve en el Posgrado de Traducción Literaria de la UAB, y a la que ya había entrevistado en este blog.
Celia cuenta con más de doscientos títulos traducidos, además de La princesa prometida, entre los que se encuentran los cómics de Spiderman publicados en Planeta-De Agostini, Sangre de Clive Barker y algunas obras pertenecientes a las colecciones Fantasía y Gran Fantasy de Martínez Roca (Fritz Leiber, Whietley Strieber, Terry Pratchett...), dirigidas por Alejo Cuervo. Si quieres consultar todas sus traducciones, dirígete a ISBN.

La princesa prometida se publicó en España en 1990, a pesar de que la novela original es de 1973. Por aquella época, las herramientas del traductor literario eran muy distintas a las de ahora. Se solía trabajar con máquina de escribir, aunque en algunos hogares empezaba a haber ordenadores, y no contaban con nuestro gran salvador, Google, que nos resuelve en un plis plas casi cualquier duda. ¿Qué hacían por aquel entonces? Al plantear esta pregunta, parece que hable de siglos ha y tan sólo hace veintitrés años. Pues como sospechaba y nos confirmó Celia, que hizo una buena descripción del proceso de su traducción, una se iba a la biblioteca a documentarse. Desde luego se debía de tardar mucho más buscando en enciclopedias y en distintas bibliotecas (porque seguro que no todo lo encontrabas en la misma, dependiendo de qué buscaras) en comparación con un solo clic actual.

La edición que leí para este encuentro fue la que Ballantine Books sacó para el 30 aniversario, es decir, en
Bombay con mi ejemplar
2003. Es muy completa porque además de la novela en sí y la introducción del 25 aniversario que publicó MR para su edición de 2013, también incluye una guía de lectura, una entrevista a los personajes y una introducción especial donde William Goldman cuenta anécdotas del rodaje, puesto que también es el guionista de la película. No os perdáis su ficha en IMDB.
¿Qué es eso de una entrevista a los personajes? Goldman sigue con su gran inventiva y capacidad de redacción, que nos hace creer ciertos pasajes de su texto, y añade un anexo donde un estudiante de la Universidad de Columbia conoce a un profesor, una especie de milagroso Max, que le entrega unos anteojos que le permiten meterse literalmente en el libro cuando lo lee. Así, este chico entra en distintas escenas del libro para entrevistar a cada uno de los protagonistas y, por ejemplo, al ver a Fezzik le dice, "Haces que André el Gigante parezca Danny DeVito a tu lado".

Comentamos algunas diferencias entre el libro y la película, repasando un poco la historia y sus protagonistas, y Celia y yo terminamos leyendo un fragmento de su traducción, cuando Íñigo está esperando que el hombre de negro termine de subir los Acantilados de la Locura.
Celia como Íñigo y yo de pirata Roberts
Por último, entre los asistentes al encuentro, que fueron unas treinta personas en total (perdí la cuenta), sorteamos cuatro ejemplares de la edición especial del 40 aniversario, gracias a la colaboración de la editorial Martínez Roca.

Las princesas ganadoras del sorteo

Y vosotros, los que no pudisteis asistir, pero habéis leído el libro, ¿creéis que existió el tal Morgenstern? ¿Cuál es vuestro personaje preferido? ¿Os pareció distinto en la película? 

Las ediciones que se llevaron

GRACIAS EN ESPECIAL A PERE Y CONSUELO POR DEJARNOS DE NUEVO SU PEQUOD. 
Todo siempre estupendo, chicos.
GRACIAS A CELIA FILIPETTO POR COMPARTIR CON NOSOTROS SU EXPERIENCIA DE TRADUCTORA.
¡Y MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTUVISTEIS EN PEQUOD EL SÁBADO!
Espero volver a veros pronto.
Y también gracias a Carne de Videoclub que grabaron un programa especial de su podcast para la ocasión.

25.9.13

Aigüestortes y Montiberri

Meditando junto al lago Sant Maurici, con Els Encantats de fondo
El Parque Nacional de Aigüestortes se encuentra en el Pirineo catalán, concretamente en la provincia de Lleida. Para ir a visitarlo, nosotros nos alojamos en Espot, el pueblecito más cercano a su entrada. Se puede hacer el recorrido a pie desde el mismo pueblo, pero se recomienda dejar el coche en el aparcamiento que han habilitado al principio del parque, donde hasta te dan un plano del lugar con las normas de este paraje protegido. La otra manera de verlo es con unos Jeep, que son los únicos vehículos con acceso al parque.

Hasta el lago de Sant Maurici tardamos una hora aproximadamente, puesto que no se puede evitar quedarse embelesado admirando el paisaje, haciéndole fotos. Además, nos encontramos con unos caballos salvajes, preciosos, que estaban pastando. Finalmente resultaron no ser tan salvajes. Se acercaban a las personas y se dejaban acariciar, aunque seguían impresionando muchísimo debido a su tamaño y robustez. No obstante, conseguimos despegarnos de ellos y seguimos subiendo a la Cascada de la Ratera, invadida por un grupo de turistas, y llegamos más allá, al lago de la Ratera, un lugar donde ya apenas te cruzabas con humanos, y paramos a almorzar. Unas vistas maravillosas para disfrutar de un buen bocadillo.
Seguimos subiendo un poco más y alcanzamos un mirador desde el que se veía el lago Sant Maurici y gran parte del parque, pero no pudimos seguir la senda ya que se nos habían hecho las seis de la tarde y nos hubiera caído la noche encima antes de terminar el paseo.
Aquí os dejo el folleto del parque, que incluye un plano de este bonito lugar y más indicaciones.
Estanque de Ratera
La otra excursión en esta escapada fue en la Alta Ribagorza. Bordeamos el Parque de Aigüestortes por Vielha, rozando Huesca para entrar otra vez en Lleida y detenernos en el Pont de Suert. Allí encontramos una ruta que nos atrajo: La Ruta de la Fauna y Montiberri.
En el Ayuntamiento nos dieron un folleto que parecía indicar el camino bastante bien y la amable chica que nos atendió nos advirtió de una pendiente al inicio, pero no debíamos asustarnos porque enseguida terminaba. ¿Enseguida? No sé si fue porque era la una del mediodía y hacía un sol que rajaba las piedras, pero aquella subida se me hizo mortal. Tras una hora de cuesta, en la que nos atacaron cientos de mosquitos, atravesamos un riachuelo y entramos en un bosque espeso. Fue entonces cuando empezó a ponerse interesante el asunto. Nos habían dicho que había en la ruta un pueblo abandonado llamado Montiberri. Y después de unas dos horas desde el inicio, lo encontramos. Lo primero que vimos fue una casa grande en ruinas. Estuvimos investigando un poco y al final el pueblo resultó limitarse a cuatro casas. ¿Aquello había sido un pueblo? Seguían los postes de la luz y corría el agua en un abrevadero con el que nos topamos un poco más arriba.
Abrevadero en Montiberri
Muy bien, ¿y ahora hacia dónde? Unos carteles indicaban la continuación del recorrido, marcado con una huella de gato salvaje; pero al seguir las señales, más adelante vimos que el rastro del gato desaparecía. ¿Cómo? ¿Teníamos que regresar por el mismo camino? Se suponía que era circunvalatorio, pero ¿por dónde seguir si no estaba señalizado?
Por suerte había muy buen cobertura (más tarde descubrí por qué) y conseguimos el mapa del recorrido en el móvil a través de Internet. Debíamos subir hasta Casós. Al llegar a aquel otro "pueblo", otro par de casas pero en esta ocasión en pie, vimos unas vacas que nos miraban como "quiénes son esos forasteros" y suerte que mi pareja tiene vista de lince y encontró un poste a cierta distancia, seguido de otro caído en el suelo. Sí, aquella ruta llevaba años abandonada, igual que Montiberri por lo menos, y nadie había hecho un mantenimiento. Me imagino que habréis dado por supuesto que no nos encontramos con ningún ser humano por la zona. Tanto a la subida como a la bajada fuimos los únicos senderistas. Perfecto para un escenario de película de terror.
Mapa Ruta de la fauna Montiberri
Al final se convirtió en una excursión que recordaré toda mi vida. Volví a sentir ese hormigueo en el estómago cuando se tiene la impresión de que una se ha perdido y debes encontrar el modo de volver, la sensación de aventura, aunque no de horror porque sabes que siempre te quedará desandar lo caminado y volver por el mismo sendero hasta donde dejaste el coche. A pesar de las señales desgastadas o caídas, de sólo ver un par de vacas y ninguno de los animales que supuestamente habitaban aquellos bosques (ardillas, ciervos, jabalíes, zorros...), y llevarnos más de quince picaduras cada uno, fue un gran día. Conseguimos completar la vuelta a la Faiada de Malpàs.
Casa abandonada en Montiberri
Montiberri resultó no haber sido un pueblo sino una granja del monasterio de Lavaix, de ahí que encontráramos en el interior de uno de los edificios -sí, entramos- productos veterinarios. Era el hogar de dos familias, un total de catorce personas. También tenían una iglesia, de la que vi los restos, y vivían principalmente de la agricultura y la ganadería. Casós, donde estaban las vacas, era la granja actual, donde residía un pastor sólo una parte del año.

Apuesto a que nuestra próxima parada por la zona será en el estanque de Cavallers, para recorrer la Ruta de la Marmota. Quién sabe, tal vez veamos al Phil español.
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